NameMaria Rosaria Gomez De Pedrueza
Birth PlaceVilla de Concepcion, Paraguay
Spouses
Birth Date1821
Death Date1879 Age: 58
Death PlaceParis, Francia
OccupationConsul paraguayo en Bs As
Notes for Juan Buenaventura "Ventura" (Spouse 1)
El señor Buenaventura Decoud, el cónsul paraguayo en Buenos Aires, no era una persona desagradable, ni su fortuna provenía del gobierno, como decían los exiliados. Él y sus quince hermanos, como sus numerosos primos y sobrinos, tenían bienes suficientes pero, sin el apoyo del gobierno, les hubiera resultado muy difícil administrarlos, y no les hubiera resultado fácil dedicarse al comercio. Muchas dificultades hubieran surgido en el momento mismo del romaneo, o sea del control de peso y calidad del tabaco, tarea encomendada a funcionarios públicos ineptos y respetuosos en exceso del poder. Los yerbales eran propiedad del gobierno, que otorgaba las licencias para la explotación, venta y exportación. La contratación de trabajadores rurales dependía de que los jefes locales no se los llevaran al ejército. Para ahorrarse problemas, la acaudalada familia Decoud cultivaba las buenas relaciones de la poderosa familia López. El general fue padrino de bautismo del niño Héctor Francisco, el futuro escritor, el hermano del futuro ministro José Segundo Decoud. La prima Justa Petrona se mudaría a la casa de Palma y Encarnación, construida para ella por don Benigno López, al precio de dieciséis mil pesos, suma considerable, pues la Catedral de Asunción había costado cuarenta y cinco mil. Don Buenaventura, el cónsul, y su hermano Pedro Nolasco formaron con el general López una empresa de carácter público y privado al mismo tiempo. La venta de yerba del Estado solventó los gastos de viaje del secretario de la legación paraguaya en Rio de Janeiro. Los préstamos de dinero en condiciones harto ventajosas a Nicolás Calvo y Lorenzo Torres, figuras destacadas en Buenos Aires, tuvieron un carácter político y no comercial. Muchas operaciones se hacían en especie, porque en el Paraguay se seguía aún la vieja política de retener en el país los metales preciosos pagando con frutos de la tierra. Por momentos, se trataba de meras liberalidades: antes de viajar a Europa, el señor Varela recibió del general López, como pequeño obsequio, cuatrocientas arrobas de yerba, y algunos días después otras doscientas arrobas más, en vez de las onzas de oro solicitadas.
“Conversaciones con Elisa Lynch” Guido Rodriguez Alcala.