Hijodalgo con Mayorazgo en Guipuzcoa. Practico para seguir con el cargo paterno, pero habiendo fallecido sus padres, vendio todos sus bienes libres del vinculo de mayorazgo y se alisto en la expedicion de Pedro de Mendoza al Rio de la Plata, en 1535. Tenia 26 años cuando partieron el 14 de Octubre de 1536. Al llegar, era ya secretario de Mendoza. (
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Participo en la Fundacion de Buenos Aires, Argentina en 1536, asisitiendo a las luchas sostenidas en su defensa. Nombrado 2º jefe de la expedicion de Juan de Ayolas que se dirigia al Peru. Al internarse este en el Chaco, deja a Irala en el Puerto de la Candelaria con el grado de Teniente General de Gobernador, al mando de los soldados que debian esperarle.
Muertos Mendoza y Ayolas, despues de algunos incidentes, queda al frente de todas las fuerzas españolas, en ejercicio de la delegacion de Ayolas.
Designado por Ayolas Teniente General de Gobernador, y Justicia Mayor por eleccion de los pobladores. Por nombramiento del Adelantado Cabeza de Vaca: Maestre de Campo, y por RO (Real Orden) del 4 de nov. 1552: Gobernador del Paraguay y Rio de la Plata
Reconcentra en Asuncion las guarniciones de Buenos Aires y Corpus Christi, dandole impulso y trazando la planta urbana, levantando edificios publicos e Iglesia. Casa a sus hijas (3 en 1535 y 3 en 1550) en alianzas politicas.
Ver facsimil de la Probanza de Meritos de 1605.
De Ulrico Schmidl
141Cuando nosotros vinimos a la susodicha ciudad de Nuestra Señora de Asunción, estuvo enfermo de la fiebre nuestro capitán (Alvar Nuñez) entonces y se quedó en su casa o palacio durante catorce días, más por picardía y por soberbia que por enfermedad; así él no hablaba a la gente y se ha portado de tan impropia manera entre la gente; pues un capitán o un señor que quiere gobernar un país, debe dar en todo tiempo una buena atención al más grande como al chico y ejercer su justicia y mostrarse benévolo para con el más modesto como con el más elevado; todo esto no ocurrió en él, sino que él quiso seguir a su soberbia y orgullosa cabeza.
Pero cuando el común o la gente de guerra vió tal cosa que él no quería moderarse, celebraron nobles y villanos un consejo y asamblea, que ellos querían prender al capitán general y enviarlo a su Cesárea Majestad y hacerla saber cómo él se había portado con la gente y cómo él no podía gobernar al país y de otros de sus artículos y causas más, las cuales su partido contrario ha enviado a su Cesárea Majestad y dispuesto acerca de nuestro capitán general Alvar Núñez Cabeza de Vaca, como vosotros sabréis más tarde de su prisión y de quién lo ha prendido. En esto se hicieron presentes los cuatro señores que eran los ordenados por su Cesárea Majestad como su contador, tesorero y escribano, que se han llamado de sus nombres Alonso Cabrera, don Francisco Mendoza, García Vanegas, Felipe de Cáceres. [Con] los cuatro señores por parte de su Cesárea Majestad junto con doscientos soldados o gentes de guerra nosotros hemos prendido de improviso al susodicho señor Alvar Núñez Cabeza de Vaca, nuestro capitán general en el día de San Marcos en el año mil quinientos cuarenta y tres. (También) nosotros hemos tenido preso en la cárcel al sobredicho señor Alvar Núñez Cabeza de Vaca durante un año entero hasta que se aparejó un barco que es una carabela y hemos enviado a España dentro de ella a él, al susodicho señor junto con otros dos señores por parte de su Cesárea Majestad y aprestados con todo su avío que ellos necesitaran en el barco y sobre el mar, como [ser] marineros y bastimentos y otros avíos mas.
Cuando el susodicho señor Alvar Núñez Cabeza de Baca fué enviado fuera del país, nosotros los cristianos tuvimos que elegir e instituir a alguien que debía [mantenernos] dentro de la justicia y gobernar a la tierra mientras tanto su Cesárea Majestad dispusiese y estuviese lejos.
En esto el común eligió y nos pareció conveniente que eligiéramos a uno de nombre de Domingo Martínez de Irala, que también antes había gobernado la tierra, como vosotros habéis sabido entonces en la hoja treinta y nueve; (también) la gente se llevaba muy bien con el susodicho Domingo Martínez de Irala y la mayor parte de la gente estaba muy contenta con él. Pero los que eran la amistad del sobredicho Alvar Núñez Cabeza de Vaca, ésos no estaban muy contentos, pero poco nos preocupábamos por esto.