Se conocen por 1845
Cuadro pintado por el artista Bartolomé Martínez (
http://www.uci.edu.py/isla_ombu.htm)
Juanita Pesoa fue el primer amor de López que con dieciocho años pasó por Villa del Pilar con el cargo de coronel comandando una numerosa fuerza militar y se enamoró de la joven, hija de una de las más respetables familias del lugar. Así, entre idas y venidas del ”hijo del Presidente” al Ñeembucú, fue casi natural que tuvieran tres hijos: Emiliano Víctor, nacido en 1850, Adelina Constanza y José Félix. Panchito, el hijo mayor habido con Elisa Lynch nació recién en 1858. El último hijo de Francisco Solano con Juanita nació cuando Elisa Lynch ya era presentada como su mujer oficial.
Toda la historia de amor entre el impetuoso hijo de don
Carlos Antonio López y Juanita Pesoa transcurrió en la ciudad de Pilar y siguió después durante la guerra. López siempre le dio protección y lo mismo hizo Elisa Lynch con los hijos que López tuvo con Juanita Pesoa, dándole trato igualitario, con los suyos propios.
Emiliano Víctor Pesoa López, el mayor, estudiaba en Europa y se trasladó a Nueva York, durante la guerra. Finalmente, luego del desastre en Cerro Corá, fue uno de los apoyos que tuvo Elisa Lynch, criando a sus hijos pequeños en su exilio europeo. Emiliano, la esperó en París, para enterarse de los detalles sobre la muerte de su padre, su hermano
José Félix y su hermanastro
Panchito.Hay correspondencia que prueba que Elisa Lynch quiso proteger a Juanita Pesoa, después de Cerro Corá, llévandola a Paris. Existió buena amistad entre ambas. Desde la muerte de su padre, Emiliano cambió su firma por
Emiliano López Pesoa, como aparece en las cartas enviadas desde Europa a su madre en Pilar.
Ni Elisa Lynch pudo recuperar sus bienes, ni
Emiliano Víctor, el primogénito del Mariscal, pudo recuperar la décima parte de la herencia que le correspondía y que Elisa Lynch hizo todo lo posible por recuperar. En 1874 regresó al Paraguay y murió un año después en Pilar a los 25 años de edad. No quedaron hijos vivos de los amores entre Juanita Pesoa y Francisco Solano López.
Adelina Constanza había muerto de viruela en 1869, en Tobatí, y José Félix, al cuidado de Elisa Lynch, murió durante el ataque a su carromato, en Cerro Corá, al mismo tiempo que Panchito, que la defendió con la frase “un coronel paraguayo no se rinde”. Juanita Pesoa rehizo su vida casándose después de tan tristes sucesos con el coronel
Hermosa.
Evanhy de Gallegos
http://www.musicaparaguaya.org.py/ParaguayProfundo/profundo12.htm